La ciudad de Oviedo se fundó en el año 761 sobre la colina Ovetao y empezó a crecer alrededor del monasterio de San Vicente construido por el abad Fromestano -o Frómista-, considerándose a Fruela I como el primer monarca que impulsó el crecimiento de Oviedo.
Aunque debemos destacar a Alfonso II se deben obras tan importantes como la Cámara Santa, San Julián de los Prados -o Santullano- y Santa María de Bendones. Por supuesto, tendremos muchisimos reyes que contribuyeron a configurar la ciudad de Oviedo y potenciaron la arquitectura en Asturias fueron:
Ramiro I, que hizo construir el templo de San Miguel de Lillo, la iglesia de Santa María del Naranco -antiguo palacio o aula regia- y Santa Cristina, en el concejo de Lena
Alfonso III el Magno, durante cuyo reinado fueron construidas las iglesias de Santo Adriano de Tuñón y San Salvador de Valdediós, así como la fuente , en Oviedo.
Alfonso IV establece la corte de su reinado en León, eclipsando la ciudad de Oviedo. Alfonso VI le otorga Fuero municipal y Alfonso VII la convierte en ciudad libre. Pero su protagonismo queda desplazado y la ciudad ovetense va creciendo históricamente de forma, en cierta medida, anónima. A pesar de ello no deja de desempeñar un papel de cierta importancia, especialmente en las vertientes religiosa y artística, a lo largo de la Edad Media.
Es muy importante para Oviedo el hecho de que en su Arca Santa se fuesen acumulando durante el Medievo numerosos tesoros y reliquias.
Algunos de los hechos más destacados de la historia de Oviedo son la construcción de la Catedral -iniciada a finales del siglo XIV- y -en el XVII- la fundación de la Universidad. Un incendio afectó seriamente la ciudad en el año 1521, lo que obligo a las autoridades a cambiar el trazado de las calles, pasando de una organización radial a una ortogonal.
Para recuperarse economicamente de este desastre, Oviedo potencio la actividad comercial ayudada, en parte, por el traslado de la Fábrica de Armas desde el País Vasco y la apertura de la Universidad.
Gracias a estos emprendimientos, la poblacion llegó a contar con mas de ocho mil personas, lo que obligo a construir nuevos barrios y extender los limites de la ciudad.
El siglo XIX fue particularmente bueno en lo económico para Oviedo, porque al mecanizarse la Fábrica de Armas se instalaron numerosas fundiciones metalúrgicas, a las que luego se sumaron una fábrica de gas y una tabacalera.
El siglo XX vivió el fortalecimiento del sector terciario: para 1930, habia 874 licencias comerciales que se beneficiaban del sistema ferroviaria que permitia la llegada, cada dia, de más de cuarenta trenes a las tres estaciones con las que contaba la ciudad.
En 1941, Oviedo se inscribe en el Plan de Urbanización y en 1955 el casco antiguo es declarado zona monumental. En 1979 se celebran las primeras elecciones democráticas y en 1980 se crea la fundación Príncipe de Asturias que, desde el año siguiente, otorgan el famoso premio con su nombre.
"LA REGENTA" de Leopoldo Alas Clarín
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